Un gobierno fuerte descansa sobre una economía fuerte, y su nivel de incidencia en las relaciones internacionales estará condicionado no solo por su autoridad moral, la que es importante, sino también por su capacidad de influir para poder ayudar o presionar económicamente a otros países en la medida de sus posibilidades. En este artículo hacemos una revisión acerca de algunas condicionantes macroeconómicas de México, como elementos que pudieran ayudar a sostener una política exterior activa e influyente. Se concluye que las debilidades actuales de la economía mexicana limitan su campo de acción y de influencia en la medida en que no se cuenta con elementos que pueden apoyar a alguna iniciativa de política exterior activa como en épocas anteriores.
Texto completo en:
I Congreso anual "El fomento de la competitividad en los países en vías de desarrollo"
Red de investigadores internacionales en competitividad
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