¿Se imagina usted que todos los días pudiera usted realizar 30 ó 45 minutos de ejercicio, llegar a su oficina, darse una ducha y comenzar la jornada con un desayuno que usted mismo transportó desde su casa? Y de regreso, lo mismo: 30 ó 45 minutos de ejercicio, llegar, ducharse y una pequeña cena para enseguida reposar y prepararse para la jornada del día siguiente.
Indudablemente esto repercutiría en un mejor estado de su salud, además de que el estrés estaría más controlado (sin contar los efectos sobre la buena figura).
Pues bien. Hace algunos años tuvimos el gusto de participar en un seminario sobre El futuro de las ciudades y el turismo, evento en el cual se analizaron los pros y los contras de tener una ciudad dedicada exclusivamente al transporte masivo o individual, por automóvil. Se discutió también en algunas mesas el hecho de que las ciudades más turísticas del mundo dedicaban espacios al transporte por bicicleta...
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